En lo más profundo de la noche del
neoliberalismo empieza a gestarse la resistencia a un proyecto de país para
pocos. Pero también, renace la lucha, la militancia ante un pueblo cada vez,
más hambreado. Cientos de jóvenes siguiendo el ejemplo de los 30.000
desaparecidos empiezan a organizar su bronca. La crisis económica había pegado
muy duro a los jóvenes, muchos sin oportunidades de conseguir laburo comienzan
a acercarse a los movimientos de trabajadores desocupados; otros organizan
centros de estudiantes para luchar contra los avances de las leyes neoliberales
de educación.
Darío y Maxi fueron parte de esa
juventud que no soportó quedarse en su casa viendo cómo destruían al país y
decidieron salir a luchar. Al calor de la lucha forjaron valores
militantes como la solidaridad, el ejemplo que los acompañarían hasta su último
momento.
El 26 de junio de 2002 salieron miles
de trabajadores desocupados a luchar por trabajo. El gobierno de Duhalde para
tratar de ponerle fin al conflicto social respondió con una masacre. La
policía desató una represión sangrienta con armas cargadas con balas de plomo.
Primero la policía le disparó a Maxi. En medio de las corridas Darío, tratando
de organizar para que todxs lxs compañerxs volvieran a sus barrios
zafando de la represión, pasa por la estación y ve a Maxi herido.
Por más que no lo conocía decidió
entrar a socorrerlo. En ese momento entraron a la estación la gendarmería y un
grupo de policías al mando del comisario Fanchiotti disparando al aire. Darío
quedó por unos minutos sosteniendo la mano de Maxi intentando
reanimar a su compañero. En el momento que se levantó para correr le
dispararon por la espalda. Darío encuentra la muerte a los tempranos 21 años
por dar hasta su vida por otro compañero. Este es el ejemplo de militancia que
reivindicamos, la que todos los días pone el cuerpo.
Este 26 de junio en el día de la
juventud militante retomamos el ejemplo de Darío y Maxi, pero también el de
Luciano Arruga, Mariano Ferreyra, Paulina Lebbos, Kiki Lezcano, Diego Nuñez,
las hermanas Jara, de Jere, Mono y Patom, de los 30000 desaparecidos. Todos
pibes y pibas que por salir a lucharla terminaron presos o muertos. Porque para
los poderosos, la policía, los medios de comunicación; no hay peor crimen que
ser joven, pobre y rebelde. De salir a luchar para cambiar la sociedad en la
que vivimos, de no conformarnos.
Estamos convencidos que la mejor manera
de homenajear a los pibes es multiplicar su ejemplo y continuar su lucha. Ellos
viven en los que se organizan en los barrios, en los que luchan por la
educación, en los precarizados que exigen mejores condiciones de trabajo,
en los pueblos originarios que luchan por sus tierras. Por eso, el 26 de junio:
el día de la juventud militante, es una invitación a que seamos cada vez más
los que, como decía el Che, nos indignemos ante cualquier injusticia, los que
nos organizamos y luchamos. Porque mientras nosotros sigamos luchando ellos van
a estar más presentes que nunca.
(Adhesiones
a: adhesiones26dejunio@gmail.com )
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