Quienes Somos

El Colectivo por la Igualdad es una organización política y social que desarrolla su trabajo militante en la Ciudad de Buenos Aires, abordando problemáticas vinculadas a las áreas de vivienda, ambiente, derechos humanos, civiles, cultura y transporte, entre otras. Entre sus principios fundantes, se encuentran la horizontalidad para el debate y la toma de decisiones, y el autofinanciamiento económico.
Contactate con nosotros y participa de nuestras instancias orgánicas y actividades territoriales. cxigualdad@gmail.com















Documento Fundacional 

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 11 de octubre de 2.011.


Nace el "Colectivo por la Igualdad"
Todo documento fundacional, en tanto declaración constitutiva de principios de un colectivo, pretende ser un a priori de valores y objetivos compartidos, un diagnóstico común de aquello que a sus miembros los moviliza, una descripción del mundo que se ve y de aquellos aspectos que lo separan de aquel al que se sueña, una identificación de los responsables de las injusticias y una reivindicación hacia aquellos que se proponen como actores de transformación. Este documento es también una búsqueda, una invitación, pretende ser un punto de encuentro, un camino en construcción. Sus ideas no son nuestras, su contenido es propiedad de todo aquel que se sienta interpelado.
 Creemos que el pensamiento moderno ha consolidado un hombre/mujer cuya relación con los otros es de dominación y explotación, un hombre individual con los lazos colectivos debilitados y fragmentados; un hombre cuya relación con la Naturaleza es de depredación, entendiéndola en un principio como objeto de conocimiento, luego como objeto de dominación, para actualmente considerarla una mera mercancía; un hombre cuya relación con las cosas es de sometimiento, su “ser-siendo” definido por su tener; un hombre cuya visión de la felicidad está marcada por la seguridad, el orden y el progreso.
En consecuencia, esta visión dominante forjó un sistema de producción y reproducción que genera grandes desigualdades en la distribución de la riqueza, del tiempo y del espacio. Desigualdad sostenida mediante el constante ejercicio de la violencia contra los pueblos y a través de un fuerte disciplinamiento social, incorporando al genocidio y al ecocidio como elementos imprescindibles para su sostenimiento.
Nos indignamos frente a este sistema, decidimos actuar y pensar en un mundo social alternativo. Nos convocamos y auto-recreamos para fundar un Colectivo que tenga como principal misión lograr la Igualdad entre las personas y una nueva relación entre la Naturaleza y la humanidad como parte de ella. Nacemos y nos identificamos como "Colectivo por la Igualdad" (CxI).
El Colectivo tiene su pasado militante en Jóvenes por la Igualdad, una agrupación formada a principios de 2001 y fundadora del partido Afirmación por una República Igualitaria (ARI). Sostuvimos a lo largo de una década los principios de la ética, la república, la igualdad y la distribución de la riqueza. Nuestro alejamiento del partido en 2011 -a esta altura, conocido como Coalición Cívica- tuvo que ver con el rechazo a determinadas formas de hacer política, vinculadas al personalismo, a la falta de democracia en la toma de decisiones y al desapego progresivo de distintos principios ideológicos, a la falta de coherencia en la incorporación de actores políticos y la consecuente incoherencia programática, a la progresiva adopción de un discurso que ya no nos representa, y el que entendemos ha dejado de tributar a la mayor parte de las causas que nos movilizaron a hacer política y que dieron origen y sentido al nacimiento de aquel partido allá en 2001.
Nuestros cuerpos y experiencias están marcados por hitos políticos, jurídicos y económicos que nos signan como sujetos políticos. Algunos valiosos como la recuperación de la democracia política y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que hace más de 60 años en su prólogo expresó la finalidad ética más alta de la humanidad: liberar a los hombres y mujeres de la "miseria y el temor". Otros absolutamente repudiables como las dictaduras, los crímenes de lesa humanidad y la crisis del sistema capitalista a nivel global, particularmente la crisis del 2001 en nuestro país.
Observamos que se ha impuesto con violencia y triunfado en el mundo una ideología comandada por la voluntad de los poderes económicos y financieros. Nuestro país, asignado a la periferia en la división internacional del poder, continúa exhibiendo claros rasgos de dependencia y es víctima de una alarmante lógica extractivista. Hoy, luego de una década de crecimiento del PBI, principal indicador del actual modelo de desarrollo, se manifiestan crisis habitacionales en todo el país; son innumerables las denuncias por daño a la Naturaleza y contaminación que afecta a miles de ciudadanos; comunidades y pueblos enteros son flagelados por desplazamientos y desalojos forzosos; las personas pobres, desnutridas e indigentes constituyen un porcentaje alarmante de la población; observamos una realidad histórica de concentración hegemónica de los recursos -sociales, culturales, económicos- en una zona geográfica como es la pampa húmeda, en desmedro de las poblaciones de otras zonas de nuestro país, y en contradicción con un principio institucional fundacional de nuestra nación, como es el federalismo.
Todas estas lesiones a la humanidad y a la Naturaleza están enlazadas no sólo por la voluntad de grupos de poder que persiguen como imperativo ético la ganancia económica a cualquier precio; sino que están enlazados en los diferentes niveles de una sociedad que requiere reestablecer los lazos de solidaridad y fraternidad de forma urgente. El actual modelo desarrollista-extractivista-financiero es una expresión novedosa de un sistema que explota y lastima a los pueblos.
La democracia sigue limitándose al sistema electoral. No se ha profundizado la democracia en los partidos políticos, en los sindicatos ni en las empresas. La democracia debe ser vivida en todo ámbito colectivo.
La corrupción estructural se presenta, no ya como una desviación de funcionarios o empresarios determinados, sino como un modo permanente de construir relaciones sociales y políticas que se extienden a todos los estamentos sociales y forman parte del comportamiento humano socialmente aceptado.
Desde la vuelta de la democracia política en nuestro país surgieron muchos partidos auto-denominados "progresistas" y gobiernos populares, pero los cimientos de sus construcciones políticas fueron edificados, o en muchos casos derivaron, en una concepción vertical, centralista y personalista del poder, violatoria de los principios del federalismo, sobre la base de sostener la lejanía entre representados y representantes, que sigue intacta. La democracia política debería tender a una democracia participativa, la toma de decisión individual a una toma de decisión colectiva. A su vez, debe advertirse que la democracia política ha demostrado su raquitismo si no está acompañada por una democracia económica.
Somos críticos de la visión actual del mundo que plantea que la existencia o no de una persona está dada por su capacidad de adquirir los productos materiales. No queremos esta sociedad donde se le ha dado al ser humano, su tiempo y sus fuerzas el sentido de mercancías. El consumismo como carrera de status e inclusión social debe ser combatido por todos los medios legítimos: otra educación, más bienes culturales, más conciencia ambiental, y la reproducción de otros valores. Es necesario por ello profundizar el conocimiento con respecto a las distintas formas de contra-hegemonías que se plantean a diario en diferentes contextos socio-espaciales, sensibilizando los sentidos para salir de los micro-climas y observar la constitución del “sujeto resistente” que cada colectivo va dando forma, sin caer en el narcisismo, permitiéndonos confluir en un movimiento mayor y esperanzador de transformación social de acuerdo a una concepción humana integral.
Creemos en la Igualdad fundada en la idea de que todos tienen derecho a ejercer el Derecho de desarrollar su Condición Humana. La Igualdad debe ser el piso desde el cual partir, y ello se logrará desestructurando la desigualdad de posiciones, dotando a todos los miembros de la sociedad de iguales herramientas, oportunidades de base y de las condiciones que permitan a cada uno disfrutar de las posibilidades reales, ciertas y concretas para que pueda vivir y desarrollar su propio plan de vida, evitando el desamparo y la inequidad.
En estos términos, sostenemos que la Igualdad económica es precondición para la Igualdad política, social y cultural. Nuestra profunda convicción es que la Igualdad sin libertad es esclavitud y la libertad sin Igualdad es dominación de unos pocos sobre la mayoría. A su vez, la Igualdad debe trascender lo humano para reconocer en la Naturaleza una vida que debe ser respetada, una interrelación necesaria entre la humanidad y la Naturaleza. Con estos principios también nos comprometemos con nuestra mayor voluntad y esfuerzo.
En este contexto, nuestras acciones se dirigirán a fortalecer la solidaridad en la sociedad; la consecución de una democracia económica y política en todo colectivo; el reconocimiento, respeto y protección por los "derechos de la Naturaleza"; el surgimiento de una nueva izquierda que rompa con las deformaciones de los espacios progresistas que han virado hacia posturas conservadoras; la lucha permanente contra toda forma de corrupción; el respeto por las instituciones de la democracia republicana, y la transformación de todas aquellas que sirvan para perpetuar las Injusticias; la protección y defensa irrestricta de los Derechos Humanos; la libertad de nuestros cuerpos; el respecto y la reivindicación de la diversidad; el cambio de la cultura patriarcal y racista; la construcción de una nueva alternativa al actual modelo de desarrollo extractivista-financiero que expone la naturaleza al servicio del mercado; la defensa de la unidad latinoamericana frente a las agresiones de los países más poderosos; a una ética de la vida y del buen vivir.
Sostenemos que los Derechos Humanos, a pesar de su origen como derechos de los hombres blancos, cristianos, propietarios, heterosexuales y occidentales, una vez universalizados y en constante expansión, configuran un gran avance y una conquista de la humanidad que no deben resultar excluidos en la construcción de un nuevo paradigma civilizatorio.
Defendemos otra concepción de la relaciones entre los pueblos y las naciones para construir un mundo multipolar y rechazamos la opción de la guerra como respuesta a los conflictos internacionales.
Pensamos que los Estados funcionan como aparatos reproductores de la desigualdad mediante la administración y gerenciamiento de los negocios y del capital, pero también los entendemos en su potencialidad como instrumentos de cambio, como herramientas para alterar el orden instituido. Para ello se requiere configurar Estados activos en la búsqueda y concreción de la igualdad y el desarrollo de las potencialidades de una sociedad adaptada a su entorno.
Comprendemos que los espacios de representación en el Estado no son el único camino de lucha para alcanzar un cambio de paradigma, pero tampoco despreciamos lo estatal. En consecuencia, participaremos activamente en los procesos democráticos que permitan llevar estos principios a los lugares de representación, incorporando valores y metodologías propios de la democracia participativa, en tanto creemos que la mera delegación política actual de las decisiones colectivas en manos de los/as funcionarios/as es uno de los más altos errores que ha cometido la sociedad.
Revalorizamos la participación de la sociedad en la construcción y creación de un nuevo paradigma, entendiendo que (casi) todo es construcción y creación humana. Si este orden capitalista basado en la generación de riqueza económica como premisa por encima de otros valores, fue posible y pudo expandirse en pocos siglos a lo largo y ancho del mundo, entonces es posible construir y crear un sistema diferente, basado en otros principios. Allí radica nuestra esperanza, en la ausencia de las verdades únicas y del destino. La sociedad no sólo está fragmentada en clases sino también en grupos de acuerdo al conjunto de costumbres, creencias, valores, normas, intereses, inquietudes, formas de comunicar y de compartir, y por ello es necesario que los/as integrantes de una sociedad tengan la vocación de tratar de comprender a los/as otros/as, en función de fortalecer y redescubrir los lazos sociales destruidos luego de décadas de pensamiento neoliberal. La construcción de un nuevo paradigma necesita a todos/as los/as miembros de la sociedad.
En definitiva, soñamos con una sociedad donde sus integrantes no sean mercancías ni la libertad esté sometida a los imperativos del mercado; igualitaria en la distribución de la riqueza, del tiempo y del espacio; solidaria; en la cual reine la ética de la vida; profundamente democrática y republicana; donde lo público sea administrado en forma transparente, sin corrupción; diversa, plural y antirracista; en la cual no exista la explotación del hombre por el hombre, la dominación ni haya vulneralizados o segregados; donde ninguno de sus integrantes se apropie de los saberes, del tiempo físico y mental, y del esfuerzo de los otros injustamente; en armonía con los ciclos de la vida y la Naturaleza; donde primen los principios de la paz activa y la no-violencia; plena de hombres y mujeres felices; que reivindique la fraternidad, en tanto manifestación del amor como impulsor de los vínculos humanos; que reclame el derecho al ocio y al buen vivir; en la cual se respeten los Derechos Humanos; ajena a los valores totalitarios, individualistas, economicistas, materialistas, monetaristas y consumistas.
Nuestro camino será holístico y plural, estaremos acompañando y participando en toda forma de organización política que tienda a estos fines. El Colectivo por la Igualdad tendrá el dinamismo dirigido a conformar un gran Movimiento político, social y cultural. Estamos convencidos/as de que es indispensable convocar a lo mejor de las tradiciones políticas y culturales para contribuir, con un criterio de construcción horizontal, al nacimiento de una nueva síntesis política.
Están surgiendo nuevas formas de resistencia y alternativas al sistema lideradas por los pueblos originarios, los movimientos contra la mega-minería y la protección del ambiente, el movimiento estudiantil, el sindicalismo que decidió no ser cómplice, las organizaciones que luchan por el acceso a una vivienda digna, a la tierra y al territorio, entre otras. Todos estos colectivos están viviendo la segregación económica y espacial del modelo en forma inmediata y primera tras el velo del crecimiento económico. Es nuestro deseo unirnos a los vientos de indignación de estas luchas, ampliar sus fuerzas, acelerar sus tiempos. En ellos vemos síntomas e inflexiones históricas para construir un nuevo paradigma civilizatorio y alcanzar esa sociedad soñada.
Afirmamos que no hay vieja o nueva política; sólo hay política democrática y responsable cuando existe coherencia entre las convicciones, la palabra y la acción. Rechazamos los gestos y valoramos los testimonios. Sostenemos que la política y su práctica tienen por objeto y objetivo esencial al hombre en su humanidad y extensión social.
En nuestro camino tendrá preponderancia la política partidaria; la articulación con los movimientos y organizaciones sociales y culturales; el pensamiento colectivo de las alternativas.
Sentimos la necesidad de comprender nuestra práctica política desde la horizontalidad, que inexorablemente exige el debate llano donde todos/as como actores/as de la realidad estamos en un pie de igualdad sin distinciones ni status de ningún tipo. La construcción del poder horizontalmente requiere, entre otras cuestiones, la apertura de quienes tienen mayor autoridad por sus roles, porque se deben hacia los demás. Comprendemos que a mayor autoridad hay mayor responsabilidad, y la responsabilidad del depositario de confianza es volver a quienes han confiado para explicar e informar, igualando y dando así las herramientas de su experiencia para que todos/as puedan evaluar, pensar, y participar de diseños y decisiones.
Desde la horizontalidad no seremos evangelizadores de la “verdad”. Creemos que las verdades se construyen y se necesita de la perspectiva y la participación de todos/as. La creencia de poseer la verdad está en los orígenes del autoritarismo y la violencia.
Habiendo visto las experiencias de lo más rancio de la actividad política venida desde los noventa, aprendimos a no creer en el “relacionismo político” como método de acumulación. Por el contrario, creemos firmemente en la construcción política, la que se hace cara a cara, que es de carne y hueso, que implica poner el cuerpo y el corazón.
Creemos firmemente que la realidad política argentina impone como necesidad la construcción de alternativas políticas coherentes en el accionar de sus miembros, en la forma de construcción política, eventualmente en las alianzas que realice con otros actores, como así también, coherentes en los programas que ofrece y sostiene para entusiasmar e invitar a la sociedad a participar junto a ella en la transformación de la realidad política actual. Creemos en la pluralidad democrática, no como un rejunte de actores diversos, sino como la necesidad de una identidad política clara y coherente, para así relacionarnos con otros actores, con otras identidades, que permita enriquecer la pluralidad en democracia.
Entendemos que la dignidad es esa pequeña parte de uno que es la que nos define, y es la que no debemos negociar, mientras esa parte siga sin ataduras, uno es verdaderamente libre. Esto se traduce en conducta y, como ejemplo más visible, se aprecia en todo lo vinculado al financiamiento de la política: “Independencia económica es independencia política”.
Creemos que en esta sociedad es más fácil defender principios que vivir en ellos, y nosotros optamos por transitar el camino que nos lleve a vivir en los principios. El cambio comienza desde uno, desde adentro, y creemos que la formación de una nueva sociedad depende de la formación de una nueva subjetividad que surja desde la idea del reconocimiento y respeto a la Condición Humana como basamento y horizonte, una nueva subjetividad que implique apreciar los valores antes que las habilidades o la frívola obediencia.
Comprendemos que el Estado no es botín de nadie; entendemos que la función pública no es para pagar complacencias ni alcahueterías ni comodidades; estamos convencidos de que los cargos no honran a las personas, son las personas las que deben honrar los cargos, con coraje, ética, trabajo y dignidad. Sostenemos que el Estado es cosa de todos y para todos, y no un lugar donde convertir vicios privados en virtudes públicas. Creemos que la política es para y por los seres humanos en armonía con su entorno y como tal, debe ser medio de mejoramiento de la calidad de vida de los sujetos en sociedad.
Sentimos la necesidad de “hacer” pensando en lo que vendrá, porque uno es historia, pues es pasado y es presente pero sobre todo es futuro. Lo que uno hace hoy es herencia para el mañana. Debe existir coherencia entre el decir y el hacer, por eso sostenemos que hay que cumplir para poder exigir.
En este caminar, exigiremos a la realidad algo más que el “posibilismo”, nos permitiremos soñar más lejos que lo impuesto, nos vestiremos de creatividad.
Preferimos el camino largo, porque preferimos trabajar para constituirnos como personas con los valores hechos carne, antes que aprender a ser habilidosos de la política. Ese es uno de los objetivos del cambio cultural y la generación de una nueva subjetividad, es decir: de un nuevo paradigma civilizatorio.
Nuestro mayor y heroico acto, ese poema finalizado, ese sueño que deja de ser onírico, esa visión que desvela el paraíso, será la constante acción para lograr que cada ser humano pueda lograr su felicidad terrenal.